Petróleo e hipotecas serán determinantes en proyecciones económicas para el 2008.
El reciente descubrimiento de crudo en Brasil, la Subprime en Estados Unidos y las políticas en torno a la exportación y los recursos energéticos, se alzan como los factores primordiales a la hora de estudiar el panorama económico para Latinoamérica.
Aunque el 2007 hasta el momento no ha sido un año completamente positivo para las economías sudamericanas, ciertamente el nivel de preocupación no fue en su momento tan alto como lo es para el año que viene. La posible recesión económica en la que se predice entrará Estados Unidos producto de la crisis hipotecaria, promete acarrear una serie de efectos que, sumados a otros tantos factores como la problemática en torno a los recursos energéticos en el caso de Chile, puede desembocar en una desaceleración general del crecimiento, con las excepciones hechas de Venezuela y Brasil.
Las variaciones que se pueden observar en el caso venezolano tienen más que ver con cambios económicos internos relativos a las modificaciones que esta introduciendo el Presidente Hugo Chávez, quien se esmera actualmente por entregar en materia económica, un papel de preponderancia al Estado, en perjuicio de las libertades empresariales privadas a nivel interno. Eso sí, probablemente no sea este un factor decidor en cuanto a las cifras de crecimiento general, tomando en cuenta el fuerte pilar que significan las exportaciones de crudo, sobre todo a Estados Unidos que, a pesar de lo que suceda, continuará con sus requerimientos que se explican por el alto consumo interno de dicho elemento (cerca de un 70% de la producción interna de Caracas la adquieren los norteamericanos). Es más, considerando este último punto, se espera que la expansión de la economía venezolana sea altamente positiva, tomando en cuenta que ya se especula que el barril de crudo podría sobrepasar, en el transcurso de los próximos doce meses, la barrera de los US $ 100.
En relación al petróleo también es que los augurios son buenos para Brasil. El reciente descubrimiento de un pozo equivalente a cerca de 8 mil millones de barriles, ubica al gigante sudamericano entre los países con las mayores reservas de este combustible (con este hallazgo, se alcanzó la autosuficiencia energética topando los 14 mil millones de barriles de producción), que como elemento agregado tiene también una de las más grandes cantidades de gas natural. Esto, viene a reforzar el rol de importancia económica con que cuenta dicha nación, que ya se espera sea invitada a integrar el grupo de potencias conocidas hasta ahora como el G-8.
Otra es la realidad que enfrentan el resto de las economías del sur del continente americano. Hasta el momento se mantiene la incertidumbre en torno a la política económica que aplicará la nueva presidenta electa de Argentina, Cristina Fernández, sin embargo se espera que no haya grandes variaciones, así como tampoco algún tipo de tormenta de críticas si es que no hay un crecimiento significativo (de hecho se espera cierto nivel de estancamiento), considerando que el país trasandino poco a poco ha logrado salir de la fuerte baja económica que experimentó hace ya seis años.
Chile por su parte es de los pocos países sudamericanos, fuera de los casos ya citados de Venezuela y Brasil, que cuenta con cierto “colchón” monetario en caso de una desaceleración en la actividad económica mundial. El alto precio mantenido por el cobre (aunque en bajada) en los últimos tres años, ha significado para el país la posibilidad de contar con las arcas fiscales atravesando su mejor momento, a pesar de los altos gastos en los que se ha incurrido (como por ejemplo el aumento en torno al 9% en gasto social los dos últimos años).
De los puntos en los que Chile cuenta con cierto nivel de riesgo, la mayoría han sido contemplados dentro de lo que pueda suceder en el año entrante. Es así como las inversiones nacionales en Perú o la misma Argentina, no tienen el carácter de ser preocupantes en caso de que se haga efectiva la recesión en cadena, puesto que la mayor concentración de capitales está en el área del retail y no abarcan áreas significativas o de peso para los intereses económicos locales.
El académico de la Universidad Santo Tomás, Vicente Muñoz, especialista en relaciones político - comerciales en Sudamérica, advierte eso sí que el año que viene debiera ser de definición en cuanto a materia energética, dado que es un problema pendiente de larga data, que puede afectar en factores como el precio del cobre; y que se debe seguir de cerca el comportamiento del mercado en torno a las exportaciones, que este año ya han derivado en pérdidas producto de la devaluación del dólar.
Otro punto que menciona como importante es el de las exportaciones específicamente a Estados Unidos, que sí podrían verse en fuerte baja, sobre todo las del área forestal, que ya están enfrentando complicaciones. Las problemáticas producto de la crisis hipotecaria llamada también subprime, ya han tenido efectos en la industria forestal chilena, que ha visto cómo han comenzado a cerrar grandes manufactureras por la incapacidad de cubrir los gastos de producción, ante la brusca caída de las ventas a quien era hasta el momento su mayor comprador. Incluso, empresas emblemáticas como Celulosa Arauco han tenido que reorientar sus ventas a mercados más firmes como el europeo.
Eso sí, también hace el llamado a la tranquilidad, mencionando que “si es que ocurre lo que se menciona de la posible recesión norteamericana (…) ahora hay más y mejores instrumentos para contener una recesión que existía hace mucho tiempo, por lo tanto es un tema que puede resolver, si es que toma las medidas adecuadas Estados Unidos (…) y establece alianzas con los países que de alguna forma están sosteniendo la economía y el valor de la moneda norteamericana, como China”.
En relación a las cifras de crecimiento que se pueden esperar para Chile, Muñoz afirma que “es posible que se sitúen cercanas al reciente 4.1% trimestral que se acaba de conocer. Más bien, creo que estará alrededor de un 4.5% o 5% de crecimiento (…) como mínimo, lo más probable es que no baje de un 4% y sólo en caso de que se haga efectiva la recesión en Norteamérica”.
Con respecto a Bolivia y Perú, el académico sostiene que lo que va a definir mayoritariamente el comportamiento económico es, en el caso del primero, el curso que siga actualmente el conflicto político interno que enfrenta Evo Morales, y del segundo, la demora que pueda tener la entrada completa en vigencia del tratado de libre comercio (TLC) recientemente firmado con Estados Unidos, a raíz del probable freno económico que experimente la potencia norteamericana.
Según el último estudio publicado por la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL), a diferencia del crecimiento total experimentado por el continente sudamericano en 2006 y 2007 (5,6% y 5% respectivamente) para el año 2008 se espera un freno más notorio, que llevaría las cifras en torno al 4,7% de crecimiento en conjunto.
El mismo estudio asevera que la demanda externa será el gran impulsor de las economías latinoamericanas, y que habrán de prevalecer las buenas condiciones de intercambio, aunque estas serán menos favorables para países exportadores de minerales metálicos como Chile, ya que los precios de estos experimentarán una baja más notoria, que ya se viene arrastrando desde mediados de 2006.
Como último punto, el informe indica que la demanda interna seguirá siendo un factor de dinamismo para las economías sudamericanas, en la medida en que el consumo privado no se vea afectado por procesos inflacionarios y que las condiciones de financiamiento doméstico e internacional no afecten los planes de inversión.
Considerando los factores antes mencionados, es probable que efectivamente el dinamismo económico general de Latinoamérica se vea diezmado producto de una baja en la vitalidad mercantil estadounidense, que puede desembocar en una recesión de mayor o menor grado a nivel global, por lo que el llamado es a la cautela y al refuerzo tanto del mercado interno y sus puntos débiles como, dentro de lo posible, de la demanda externa, orientada a mercados que se encuentren más fortalecidos.