Aveces, como creo que qiizás le pasa a la mayoría, me pregunto y planteo para qué estudio lo que estudio. Para qué quiero ser periodista, cual es mi objetivo, que quiero lograr. Pensando acerca de eso es que hay dos cosas que me llenan de una sensación tan fuerte como cuando se está enamorado, pero no es precisamente ese sentimiento. Es mi escencia o vocación quizás....he descubierto que de todo lo que soy, los dos pilares que me sostienen son el amor a viajar...el llamado que siento por recorrer, y no me refiero a conocer las grandes ciudades o capitales del mundo solamente, sino ir más allá. Descubrir cómo se vive en pueblos, aldeas y lugares donde el internet no es mas que una palabra y donde un satélite es tomado como una estrella todas las veces en que ha sido visto.
Quiero recorrer todos los parajes posibles, en los que aún se conserve la pulpa del ser humano costumbrista, no del hombre homogéneo que vemos hoy en día vestido de terno y corriendo para todos lados.

En conjunto con ese llamado, siento la sed inmensa de trascender. Puede que tenga que ver con mi ego, puede que tenga que ver con algo natural del ser humano que es la búsqueda de un por qué estamos aquí y ahora. Necesito saber que mi vida no va a terminar cuando mi cuerpo se pudra bajo la tierra, sino el día en que ya nadie me recuerde, y que eso sea un evento absolutamente lejano.

Necesito escribir para crear mundos y recorrerlos, para introducir a la gente en esos mundos y que se compenetren a tal punto que sus vidas experimenten cambios (como sin duda me ha ocurrido) gracias a una línea, una palabra, un párrafo. para crear esos mundos tengo mi imaginación, tengo la posibiliad de ver fotografías de todos los rincones del mundo y de ir a indochina si así lo quiero por medio de la internet. Pero no me basta con eso. Necesito estar ahí, oler sus tierras, apretar la mano de alguien de otro color y de otra vida, comer de lo que jamás comí, dormir bajo otro cielo estrellado, y ver una luz eléctrica sólo cuando cruce por una carretera.

Siento dentro mío el llamado a caminar y no parar, a pasar por montañas, selvas y desiertos, observando, haciendo mío todo lo que veo y lo que mis sentidos captan. Necesito casi desesperadamente amanecer en un lugar donde no está mi cama ni las cuatro murallas que me rodean. Necesito saber, que no conozco a nadie, que no se su lengua y que si quiero comer o beber un poco de agua, necesito respetar una seria de costumbres y jerarquías...

Si lo logre o no, sólo el destino lo sabe. Si el día de mañana me voy de este mi país y no vuelvo a pisarlo sino para morir, es algo que sólo sabre justamente cuando vaya a morir. Sólo espero no convertirme en uno más de los peones que todos los días se cruzan sin dedicar más que una mirada, que van de lado a lado cumpliendo órdenes y obligaciones que supuestamente dignifican...si para eso nací, entonces no quiero más vivir, por que no puedo aceptar la idea de acallar o ahogar esto que llevo dentro, y que aveces no me deja dormir de tan sólo recordarlo, imaginarlo...pensarlo....

A los seres que quiero, les pido disculpas por no considerarlos enj esos planes, pero sé que me recordarán feliz si algún día ven por ahí un libro publicado por mí, o si saben que de morir, lo habré hecho mientras me dedicaba por entero a lo que quiero, lo que siempre he querido y siempre seguiré queriendo.

Escuchen un poco en sus adentros, pocas veces lo hacemos, y cuando se logra encobtrar la escencia de lo que somos y lo que queremos, todo, absolutamente todo lo que nos rodea toma otro sentido...