Entrenador, coach, DT, "profe".....y el fútbol.

El rugido cuando entro a la cancha. Toda esa masa de colores que salta al unísono, mientras explotan los fuegos artificiales en el cielo, atacando los oídos como si amenazara con reventarlos y haciendo saltar el corazón hasta que sientes que se va a salir por tu boca. Los cantos que imitan el coro de los ángeles, que miran desde lo alto la salida de los once hombres que llevan en sus manos la felicidad o la tristeza de miles. La tensión cuando me siento en el banco, el vibrar de mi garganta cuando alabo al gol, o cuando suelto unos cuantos garabatos al muchacho que lo hizo mal…todo eso me hace adicto, adicto a ese sentimiento, ese amor y esa admiración por el fútbol.

Toda esa mezcla de emociones que hace llorar o reír a quienes siguen, domingo a domingo las peripecias y trucos de los hombres en la cancha. Los papeles picados, los insultos que caen en la cabeza de parte de los hinchas adversarios, las advertencias y expulsiones del árbitro, el compañerismo, o mejor dicho la familiaridad del camarín; aquel pequeño cuarto donde decidimos qué hacer en el campo, donde nos damos ánimo y en caso de que haga falta nos gritamos unas cuantas para envalentonarnos antes de volver al juego. Todo eso me enamora del fútbol, todo eso, me hace seguir semana tras semana entrenando a mis muchachos, llevándolos con lo que se, enfrentando a los rivales junto con ellos, sufriendo cuando perdemos, gozando el triunfo y rogando por que se vayan las lesiones. Todo eso me hace vivir del deporte rey, del deporte que todas las semanas, domingo tras domingo, alegra y mejora un poco mas la vida de miles y miles de personas.